Al baile de siglas en pro de la eliminación de cualquier derecho fundamental, llega un nuevo actor: CISPA. El último misilazo yankee a la linea de flotación de la privacidad en internet. 

Después de que haya caído SOPA (aunque, como dicen por ahí, alguien pretenda recalentar el plato), después de la PIPA (y no la de mi avatar, lamentablemente), después de que al ACTA le quede menos futuro que a Bradley Manning (no te olvidamos), se sacan de la manga cuatro siglas nuevas, a ver si esta vez cuela.

Entramos ya de lleno y sin tapujos en el 1984 Orwelliano, siendo la CISPA la encarnación real de la "pensapol". Bajo el pretexto de la "ciber-seguridad", se pretende pasar por encima de toda ley, monitorizar todas las actividades, vigilar a todo el mundo, espiar a todos. 

El "Gran Hermano" ya está aquí. 
 
Este vídeo debería aparecer en la Wikipedia. Ilustrando la entrada dedicada a la "elegancia".:


 
Han caído dos mas. Dos bibliotecas mas han cerrado sus puertas al público.  Los lobbys vuelven a salirse con la suya. La cultura es un bien con el que no se puede comerciar. Por una razón. Es de todos. Todos tenemos derecho a leer. Todos deberíamos poder acceder a las letras. Las letras, la cultura, son nuestro futuro como humanidad. Es gracias a las letras que vamos a poder ver como el siguiente Stephen Hawking da respuestas. Es por el acceso universal a la cultura por el que podremos contemplar como el siguiente Albert Einsten formúla nuevas teorías. Es gracias a que los conocimientos fluyan que podremos garantizar que la próxima Marie Curie descubra una nueva fuente de energía límpia.

Cerrando bibliotecas, quemando libros y penalizando la transmisión de conocimientos no es como la Humanidad va a avanzar hacia delante. Mas bien retrocedemos hacia atrás. Quinientos años, mas o menos
 
Hoy me había propuesto ser bueno. Escribir cosas positivas y edificantes. Pero me puede el vicio. Acabo de leer un artículo en Techtear sobre un lector de libros on-line. Se trata de una idea brillante echada a perder por culpa de la avarícia. Bien escondida, eso sí. En forma de DRMs. Les he hecho llegar mi opinión. Pero al no coincidir con la de ellos, no la han publicado. Y eso que he sido respetuoso. En sério. De manera objetiva, mi comentario no faltaba a nadie ni a nada. Señalaba que la dirección que deberíamos tomar en la red, es justo la contrária. La cultura debe poder fluir libremente. Sin prohibiciones ni restricciones. Por mal que les pese a algunos. 

Y ahí es donde quiero aportar mi granito de arena. Ayer, por error, buscando algo completamente ajeno, terminé enfrascado en una vorágine de pestañas de sitios de descargas de libros.
Desde aquí y aquí, señalan a algunas bibliotecas digitales. Las entradas son antiguas, y algunas de ellas es posible que ya no funcionen. Pero una buena mayoría sigue haciéndolo. Entre ellas, podemos encontrar las siguientes: